sábado, 18 de octubre de 2014

...Harry Potter me hizo crecer...






Hoy quisiera dedicar una entrada especial a la saga de libros que me hicieron amar la lectura... aún más. 

ALERTA SPOILERS!





Siempre me ha gustado leer, desde muy pequeñita. Leía de todo. Recuerdo que leí "El Pájaro Espino" siendo sólo una niña. Ahora para mí tiene un significado mucho más trágico, pero entonces me pareció una historia de amor preciosa. Con 11-12 años también leía montones de relatos pequeños de terror para adolescentes, libros de misterio... Pero no de fantasía.

Comencé a leer los libros de Harry Potter con apenas 11 años. Recuerdo que me sorprendía mayúsucula cuando descubrí que el malo al final de la Piedra Filosofal era Quirrel, o que el recuerdo de Lord Voldemort haría aparición en el segundo.

Con El Prisonero de Azkaban las cosas comenzaron a cambiar. Por una vez, al final del libro no había villano, y mucho menos aparecía Voldemort. Significó para mí un punto de inflexión en la saga, y también en mi vida porque en esa época ya empezaba a dejar de ser una niña... Yo maduraba y Harry Potter también.

Tras la tragedia que supuso el final del cuarto libro, tocó esperar un tiempo por el quinto. Mientras tanto me dediqué a leer "Los Pilares de la Tierra", "El Código Da Vinci" o "Ángeles y Demonios". Cuando la espera llegó a su fin, yo estaba encantada de tener un libro tan gordo entre mis manos. Los libros de menos de 500 hojas no me parecían una lectura de mi interés. Tenía tanta curiosidad que fui a clase sin dormir y me lo terminé la misma noche que me lo compré (a pesar de ser el más gordo de la saga). Aunque es el libro en el que menos simpatía siento por Harry (esa adolescencia...), la muerte de Sirius es uno de los sucesos que más pena me dio. Prometía ser un apoyo paternal para Harry, un apoyo incondicional, similar a tener, por fin, una familia. En las películas no supieron explotar la relación de Harry con su padrino a pesar de tener a Gary Oldman en el papel, pero en el libro se nota un vínculo especial entre ellos que, de repente, se tuvo que romper.

Tras este libro empezó lo interesante. Y lo interesante no es la historia de Harry en sí, si no el pasado de Dumbledore (me pareció magistral su historia y el giro moral que esta supone), el de Snape (que al final vino a demostrar que ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos), el de los padres de Harry (sobretodo Lily, que siempre ha tenido una importancia especial en la saga, mucha más que James) y el del propio Voldemort.

Aunque el último libro no es el que más me gusta ni a nivel narrativo ni por las peripecias de Harry quitando el final, me encantó la atmósfera de opresión por el regreso de Voldemort, los mortífagos venidos a menos, la historia de Dumbledore y de Snape... Todo menos la de Harry, que parece asistir como un mero espectador a todo lo que sucedía... hasta el final. La cosa se pone interesante para él a partir del regreso a Hogwarts y el posterior incio de la guerra que allí tiene lugar. Como todos sabemos, el libro termina como se esperaba que tenía que terminar.

En cuanto a las películas... Bueno, las dos primeras son fieles pero largas y un poco tediosas. La tercera me encantó (se nota la mano de Alfonso Cuarón), la cuarta también me gustó bastante, y las últimas he de decir que sólo las vi una vez... En general ninguna me pareció realmente buena, pero desde luego son entretenidas...

Pero para mí nada será tan mágico como la primera vez que abrí el primer libro con once años, ni como cuando me quedaba con la boca abierta por las cosas que sucedían, ni como cuando no podía soltar el libro apenas ni para comer, ni comparable a la sensación que me invadió cuando terminé de leer a los 18 esta saga que creció conmigo...

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